sábado, 29 de diciembre de 2012

5. El Castillo del Conocimiento

5. El Castillo del Conocimiento


Nos encontramos con una nueva prueba: “El Castillo del Conocimiento”. Esta parte me ha parecido especialmente importante: me ha ayudado a comprender capítulos de mi vida que no acababa de descifrar y, a la vez que al caballero, también a mí me ha aportado esenciales conocimientos. Sabía que la ambición podía ser peligrosa, y sabía que podía llevar a la “ruina” de una persona, pero no sabía que existía una ambición del corazón: no comprendía que yo ya no podía ser más rica de lo que soy.  

“…pero si una persona es generosa, amorosa, compasiva, inteligente y altruista, ¿cómo podría ser más rica?”.

Desde mi punto de vista, el Caballero se encuentran con una gran oscuridad que simboliza las tinieblas de su ignorancia. También describen Sombra en la Castillo, que vendría a figurar lo desechado y olvidado que esta uno y  por otro lado, simbolizaría lo oscuro del alma, del interior, por la que tiene que pasar para librarse de esa ambición, dependencia, angustia, ignorancia y necesidad que le envuelve. 

Se encuentran con varias inscripciones sobre las paredes del castillo, una de ellas dice:

 "El conocimiento es la luz que iluminará vuestro camino". 

Significa que cuanta más sabiduría posea, más claridad tendrá en su vida. El conocimiento es PODER. 

Y efectivamente, tanto  el Caballero como yo, nos hemos pasado la vida intentando ser lo mejor posibles, lo más perfectos posibles. ¿Y eso que importa? ¿La perfección me da cariño? ¿La perfección cubre mis necesidades? ¿La perfección me hace ser feliz? Hemos pasado parte de nuestra vida buscando la forma inmejorable de vida y de persona, sin detenernos a mirar la vida maravillosa que ya teníamos, lo que nos ha llevado a no apreciar los pequeños detalles y a sumergirnos en nuestra propia ambición.  Y aquí es donde hallamos una idea esencial del libro: EL AMOR MUEVE MONTAÑAS. El Caballero había confundido necesidad con amor: se dio cuenta de que había necesitado más a su hijo y a Julieta de lo que las había amado. Comenzó a entender que había estado culpando a otros de los problemas cuando él era la verdadera causa: la necesidad era una barrera que se interponía entre los demás y él, una barrera que él mismo había labrado. Finalmente, el Caballero advirtió que si no podía amarse a sí mismo, no podría amar a los demás. 

Por suerte, ambos hemos logrado encontrar la luz en el camino y aprender a valorar lo que tenemos, que en mi caso es una familia maravillosa, un novio estupendo, unos estudios de los que estoy orgullosa y una vida que no cambiaría por nada. 

Lo que más coraje me da es no haberme dado cuenta antes y haber comenzado a luchar por mi felicidad tan tarde. Aunque como dice el refrán: “más vale tarde que nunca”

“NO HAY NADA MAS HERMOSO QUE LA LUZ DEL CONOCIMIENTO”




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